martes, 26 de agosto de 2008

EL COMO Y EL QUE DE VIVENCIAR

Al hablar de técnicas utilizadas en la intervención no es de ninguna manera un intento por sistematizar, encuadrar, o mecanizar el conocimiento para abordar de forma similar (igualmente rígida) al ser humano con el cual establecemos un contacto. Esto iría en contra de los mismos postulados de este enfoque. El terapeuta podrá acceder a estas técnicas de una manera flexible, reajustándose al caso en particular, a las características del mismo terapeuta, al momento, al instante en donde dos o mas se encuentran.

Sean técnicas integrativas, expresivas o supresivas no se tratan de un método sistemático, mecánico y robotizada como diseñado para el ordenador de ultima serie. Se trata de una forma de abordar el evento humano mediante la búsqueda del autodescubrimiento, la autoaceptación a la que puede llegar quien experimenta la vivencia, en donde los otros o el otro facilitará este proceso y acompañará en dicha búsqueda. Tales eventos van a ser ayudados, facilitados promovidos y en todo caso influidos por estas técnicas. En ellos se podrá poner en juego la creatividad, los recursos, las experiencias, y un sin numero de maneras de acercarse a la consecución de los objetivos establecidos para los cuales las técnicas se convierten en una manera de poner en evidencias esas actitudes que fortalecen el encuentro y determinan el devenir del mismo.

Las vivencias que hemos realizado en relación a estas técnicas nos permiten acercarnos a la realidad de las mismas, nos ayudan a desprendernos de una teoría, de un texto sacado del pensar de uno o varios autores y nos llevan mucho mas allá al hacernos mas evidente que no todo esta escrito, que la psicoterapia implica mucho mas que el conocimiento de la teoría, la memorización de textos, la comprensión de lectura (sin embargo sin estos tampoco es posible lo demás).

Poder llevar a cabo los ejercicios vivénciales nos ha permitido identificar en primera instancia nuestras propias carencias y dificultades, la necesidad de empezar a “trabajar” con nosotros mismos; esto en mi opinión ha sido uno de los objetivos mas fructíferos dado que nos permiten empezar por lo inmediato; muchas y muchos han puesto en evidencia necesidades, fortalezas, confusiones, dificultades. Estos espacios han promovido un encuentro con si mismo y con los otros, un contacto emocional que ha llevado a la movilización de aspectos que han estado latentes pero presentes.

El día a día como lo vivimos no da cabida para la obtención de este tipo de espacios sorprendente en donde todo conspira a favor de un mayor y mejor encuentro con nuestras propias emociones; sino que hacemos cosas que no nos permiten acércanos a nuestra propia vivencia, percatarnos de lo que sentimos, deseamos o necesitamos. Tal como lo menciona Claudio Naranjo: “la visión del gestaltista es que todas estas actividades, en lugar de permitirle a uno percatarse del presente, constituyen un acto de evitación del presente”. Me refiero a que la mayor parte del tiempo que invertimos viviendo es un tiempo muerto en donde no hay cabida para la conexión autentica con nosotros mismos; por el contrario en medio de un silencio, de un no hacer, de un acompañamiento o un contacto interpersonal es posible empezar a ver de si mismos aspectos desvinculados de nuestra propia existencia, a veces por temor, otras veces por obstinación o simplemente porque a esas facetas de nuestra vida no le hemos brindado oportunidades que nos permitan reconocernos como un todo unificado.

Las actividades vivénciales que hemos realizado han significado formas y oportunidades de auto y heteroencuentros, auto y heteroaprendizajes definitivamente productivos, cambiantes y redentores. Poner en la practica, en la vivencia, en el otro y en si mismo eso ya visto en la teoría (actitudes, formas de llegar mas eficazmente al encuentro, estrategias para movilizar) de alguna manera nos permite acercarnos unos pasos mas al sentido de lo humano y al significado real de la experiencia. Nos permite construirnos a partir del otro, nos permite identificar aspectos no vistos, no reconocidos y no integrados de nosotros mismos. Al mismo tiempo los otros se ven reconocidos en uno y se logra un verdadero contacto, un encuentro personal, interpersonal e intergrupal que hace de bastón, de sombrilla, de espejo, de capa, de otro y otros que te permiten conocerte, verte, conocer y ver. Te hace sentir más vivo, te recuerda que la verdadera esencia humana se encuentra ahí: con otros humanos y consigo mismo como humano.

Cada vez que nos encontramos con este tipo de oportunidades podemos llegar a ver que las técnicas aprendidas y los conocimientos teóricos adquiridos a lo largo de nuestra formación académica se puede llevar a la vida real mediante esa conexión casi mágica entre dos o entre más. Es precisamente ahí a través de ese contacto cuando algo dentro de nosotros se moviliza; ese algo que pude ser una carencia, una dificultad, o sensaciones casi poéticas que se dan a través de la palabra, del gesto, del silencio o de la emoción del otro.

Si en algún momento logramos esa mirada tan necesaria a nuestro interior también nos podemos descubrir a partir de los demás, o podemos descubrir en los demás. En esta medida lo único que se consigue no es solamente poner en evidencia aquello faltante o productor de tensión y angustia en nosotros mismos sino que se logra a través de las relaciones interpersonales obtener escucha, una mirada, un gesto salvador que alcanza a tocar a el otro o a la otra para que deposite, muestre, diga o exprese esa necesidad o sentimiento que se había callado o que no había sido escuchado en la cotidianidad de los días, en la rutina absorbente que no deja tiempo para mirar verdaderamente a los demás, tal como lo plantea Claudio Naranjo: “nuestros ojos ven, nosotros no”. Hemos estado mucho tiempo ciegos y eso no nos ha permitido conocer en integrar aquellos aspectos que no han tenido la posibilidad de salir en la carrera contra reloj en la que nos deja inmersos la academia no dejando casi espacio para la vivencia, para el acompañamiento mas allá de los trabajos y estudios en los mismos grupos cerrados, en donde quienes los conforman tiemblan del miedo a ser conocidos por otros o correr el riesgo de quebrarse al darse cuenta de su propio vacío y del vacío existencial de otro o los dolores inevitables con que muchos de los que se sientan día a día en un mismo salón viven sin que los demás siquiera lo sospechen. Esto es lo mismo que en pocas palabras plantea Claudio Naranjo: “una serie de actividades distintas a las de aprender y expresar, nos mantienen tan ocupados que apenas nos queda algo de atención para el momento en que estamos viviendo”. Esto implica que lo que hacemos, constantemente no nos permite colocarnos en contacto con nuestro presente, con nuestro aquí y ahora y por lo tanto si no podemos establecer ni siquiera un contacto real con nosotros mismos, mucho menos tendremos la capacidad de mirar auténticamente a los demás, preocuparnos por el otro y hacerlos sentir acompañados.

En la medida en que se prolonguen estos espacios sanadores, salvadores y cicatrizadores los seres humanos que conforman el salón de clases empezaran a surgir; los ausentes se harán presentes, las calladas se harán palabra, gesto o expresión. El muro de silencio e indiferencia que atraviesa a las relaciones interpersonales se empezara a romper progresivamente hasta poder establecer un verdadero encuentro grupal, interpersonal o intrapersonal. Las emociones, los duelos, las palabras no dichas, los actos no actuados comenzaran a salir del anonimato y encontraran un receptor, que acompaña y no solo un otro juzgador que espera calladamente a que los demás tropiecen para el mismo no tener que enfrentarse con su propio vació. En este sentido Perls plantea: “la terapia gestáltica es la trasformación del vació estéril al vació fértil”. En medio de los principios de la gestal se puede establecer un encuentro intrapersonal e interpersonal que favorezca las condiciones de un cambio en la forma como vivenciamos las experiencias y en la forma como nos percatamos de nuestro sentir y existir, de tal manera, que se logra obtener un cambio a favor de la conexión con nosotros mismos y con los otros. Se puede lograr atravesar de una nada vacía e improductiva, solitaria y triste a un estado de nada que nos permite establecer un contacto mucho mas estrecho y profundo generalmente difícil de llegar.

Hasta ahora han sido muy pocos los espacios como estos los que se nos han brindado dentro de la formación formal, pues la formación se empeña en hacernos conocedores de teorías, diferenciadores de síntomas y electores de tratamientos apropiados pero ha dejado escaso lugar para hacernos mas humanos. Yo misma he comprobado a través de dolorosas existencias lo anestesiado que esta el mundo, sumergidos en un estado de semiinconsciencia que no los deja vivir (vivir en todo el pleno sentido de lo que significa la palabra). Atados al computador, a la televisión o a una socialización a través de actividades sin sentido, donde la gente no se comunica, donde no se existe; actividades que han llevado a nuestra sociedad a alejase cada día mas de si mismos y de otros.

Claudio naranjo plantea que: “uno de los objetivos de la terapia gestáltica es ser capaz de vivir de tal manera en el presente, que ningún estándar del pasado oscurezca nuestra toma de conciencia; que seamos tanto lo que somos, que ningún sentido de debiera nuble nuestra identidad”. Hacemos lo que “deberíamos” hacer o para ser más exactas generalmente todo lo que hacemos es sacrificar lo que somos y queremos hacer, por lo que debemos ser y hacer. Somos prisioneros de cárceles dentro de nuestros propios cuerpos, pero que cuyas celdas dan mucho mas miedo que las prisiones reales; vivimos a merced de nuestros miedos, prisiones y deberías, cortando cada día mas nuestras alas, nuestra fuerza y nuestra capacidad para detenernos a mirar hacia dentro. La propuesta es empezar a liberarnos de tantas ataduras, empezar a ser mas libes conociéndonos, aceptándonos, validándonos, descubriéndonos constantemente y maravillándonos ante tales visiones que nos hacen mas complejos, mas amplios, profundos y mas humanos.

El ritmo de nuestras vidas no nos permite mirarnos, tocarnos, ni hablarnos, el saludo es tan mecanizado y tan poco sentido que siempre recuerdo esta pequeña anécdota: iba por la universidad y me encontré con un conocido, yo le dije: hola; y el me contesto “bien, gracias y ¿tu?”. Se había acostumbrado tanto al clásico: “hola ¿Cómo estas?” Que no se dio tiempo ni para percatarse de que yo solo dije “hola” y nunca le pregunte ¿Cómo estas? Siempre he creído que en ese clásico saludo hay más formalismo y costumbre que un verdadero interés por preguntarle al otro realmente ¿Cómo estas?

Es precisamente ese interés el que falta, cada día la gente esta tan sola y tan vacía, con menos tiempo para reencontrarse consigo misma, para disfrutar de una puesta de sol, del sonido del silencio o para establecer un verdadero vinculo con el otro, apartado de formalismos, o de conversaciones vacías en donde muy pocos se preocupan por tu sentir pues ellos mismos desconocen el suyo.

Para mi, en la medida en que se promuevan mas espacios de encuentros y la cotidianidad no sea solo una forma de conocer y aprender teorías, de memorizar textos que finalmente nos dejan en medio de una sociedad de consumo que cada día nos aliena mas y nos deja mas alejados de nuestro sentir, de nuestro vivir, del disfrute de pequeñas cosas, de el interés incondicional por el otro sin ninguno otro motivo que el otro ser humano. Ojala que las oportunidades de encontrarnos, reconocernos y acompañarnos sean mas para así salir fortalecidos, mejores y mas felices; sin tantas ataduras que no nos dejan ser libres, sentir libremente, expresarnos sin miedo alguno, sin temor a fracasar o a caer.

VÍNCULO AFECTIVO Y LOS PACIENTES PSIQUIÁTRICOS CRÓNICOS

No se me hace fácil escribir, pensar, indagar o hablar acerca de este tema; pero al iniciar mi proceso de prácticas en el hospital San Pablo de Cartagena uno se da cuenta de muchos aspectos no especificados en libros y muy poco planteados en la teoría. Son mas un producto de experiencias particulares en la que el practicante, el psicólogo, el ser humano… tiene el compromiso de estudiar dichos fenómenos, plantearlos, para así darle paso a su abordaje, planteamiento, investigación y posiblemente estrategias de resolución.

Es así como a pesar del dolor que causa hacer parte, ya sea como observadora o como parte del sistema que de alguna manera promueve este tipo de practicas, me encamine en la labor del abordaje de la vinculación afectiva de los pacientes crónicos hospitalizados en dicho hospital.

Dejare que la experiencia y vivencias con estos pacientes me permitan además poder plantear hipótesis validas en cuanto a si la deprivación afectiva hace parte importante de la génesis de la enfermedad psiquiatrica y por ende es una condición previa a la aparición de la misma. O por el contrario es el abandono afectivo una de las consecuencias y cargas más pesadas que debe llevar el enfermo psiquiátrico crónico. Existe además otra posibilidad y es que la deprivación afectiva manifestada en el abandono de la familia, amigos y de casi todo vinculo del paciente hospitalizado es una factor fluctuante entre lo previo y lo posterior, es decir, interactúa como factor predisponente, desencadenante o de génesis y al mismo tiempo es acentuado cuando el paciente es internado en forma crónica en el departamento de psiquiatría.

No quiero decir que el abandono afectivo es una condición axiomática de los pacientes psiquiátricos crónicos, sin embargo en lo que he observado en el hospital San Pablo es que gran parte de ellos pocas veces es visitado, casi se limitan al contacto con los compañeros de habitación, a los enfermeros, médicos, psiquiatras, y practicantes que van y vienen. De alguna manera estas figuras son una forma de vinculación afectiva, sin lugar a dudas el ser mirado ya te permite saberte humano; pero que pasa con la familia primaria, que pasa con los hijos, con los hermanos, tíos, abuelos. Algo falla, algo nos dice a los que pedemos ver, que la ausencia de la familia, las pocas o ningunas visitas a los pacientes psiquiátricos crónicos es un indicador, puede ser la punta del icber por descubrir o bien podría ser producto de la satanización del paciente que cae preso de la enfermedad psiquiatrica.
Serian muchas las posturas que se pueden tomar al preguntarnos por tal fenómeno. ¿Es acaso un reflejo de la dificultades en sus relaciones interpersonales? ¿Es la soledad y la falta de una figura “verdaderamente amorosa” un indicador de pronóstico reservado?

Estos pacientes no necesitan figuras que dicen amar, que juran amar; no, cuando hablo de figura “verdaderamente amorosa”, me remito a un otro que aporte al sujeto lo que tiene que aportar, ni mas ni menos, simplemente lo que tiene que aportar para que sea libre, autónomo, para que se haga ser humano, para desprenderlo de la locura y salvarlo del abismo del abandono. Es ese tipo de otros los que necesitan estos pacientes antes y después de la enfermedad.

El vínculo afectivo es un punto crítico en las enfermedades psiquiatricas, este vínculo siempre fluctúa en dos extremos opuestos que no permiten dar lo necesario y suficiente. En un lado aparece la figura de presencia extrema que apabulla tanto que daña, que no es amorosa porque es una presencia afuncional, que coloca al paciente como vulnerable de caer preso de la locura. Por otro lado esta la figura que nunca esta, que no se toma ni la molesta de mirar, que no permite la construcción de un ser humano, que nunca abre la puerta magnifica de la existencia. En este sentido el vinculo afectivo siempre falla, y siempre se manifiesta en ausencia o presencia y en síntoma que termina dejando los pabellones de psiquiatría llenos, los índices de suicidio creciendo o las muertes por homicidio; siempre, los tres caminos mas recorridos de quienes tiene el infortunio de nacer bajo el yugo absoluto o el abandono.

LA ESCUELA: TERRITORIO DE PAZ O DE GUERRA?

Los procesos educativos pueden definir el devenir del mundo; me refiero tanto a los procesos educativos formales, es decir, la escuela y a los no formales como son aquellos que se gestan en diferentes áreas, dentro del cual podemos citar el campo clínico, social, organizacional y en general en toda interacción en que medien la enseñanza y el aprendizaje. No obstante cuando se trata de la escuela como un espacio formador, hacedor, lúdico, reflexivo, abierto, democrático, redentor, constructor; o por el contrario en un sistema punitivo, castigador, maltratador, discriminador, castrador; puede la escuela determinar el porvenir del país y del mundo, es por ello que la escuela debe estar basada en ciertos criterios indispensables para el desarrollo y la contribución en la formación de niños sanos.

Al pensar cuando tiempo transcurren en la escuela niños, niñas y adolescentes entendemos porque es tan fundamental el transcurso de la educación y como esta puede ser un obstáculo o un facilitador en la integridad de las y los educandos. Es fundamental invertir en la creación de políticas adecuadas que garanticen un proceso educativo mucho mas sano, que permitan la construcción de país, de mundo basándonos en el respeto mutuo, en el afecto, en el aprendizaje significativo, en el reconocimiento de las diferencias de los otros, en fin que la escuela realmente sean un espacio tanto físico como emocional en el cual los niños y las niñas encuentren esperanza, herramientas de vida, respeto, amor, crecimiento y conocimiento.

Por todo ello es necesario diseñar una propuesta que permita dilucidar como se puede lograr un cambio profundo pero acertado en la estructura educativa, para así avanzar en la formación adecuada de cada uno de los niños y las niñas que asisten insatisfechos a los colegios y que posteriormente recuerdan con dolor o rabia el proceso injusto al que fueron sometidos. Esto nos lleva a preguntarnos: ¿a costa de que nuestros niños asisten a la escuela? ¿Qué se ve sacrificado en cada uno por aprender ha dividir? ¿Qué cosas son las que realmente nunca se olvidan de todo el contenido académico por el cual trascurrimos? ¿Qué necesitan realmente los niños y las niñas que asistan cada día a los colegios a recibir una lección que la mayoría de las veces se olvida? ¿Cómo integrar de manera adecuada, responsable, y democrática los procesos académicos que permiten obtener el conocimiento necesario para la vida con los procesos normales, necesidades y deseos por los que atraviesa cada educando?

Sin lugar a dudas estas preguntas son complejas y las respuestas están en constante construcción, cada día que pasa, cada nuevo hallazgo de la psicología y otras ramas afines contribuyen a las respuestas, sin embargo en el presente texto intento abarcar gran parte de los interrogantes mas significativos que permitirán estar un paso mas cerca de una escuela humanizante que formara seres humanos mas felices y mas sanos.

Empezare por algo que considero de suma importancia sin el cual no se podrán lograr nunca los objetivos trazados. Vygotsky y el desarrollo proximal distal, respetar su etapa evolutiva según la edad en la que atraviesa el niño o la niña. Esto es fundamental ya que no se puede desconocer la psicología del desarrollo, las características, las necesidades de cada una de las edades del ser humano. Por ello no se puede esperar que un niño de cinco años no hable, no se mueva, no valla al baño, no corra, no grite; en esa edad los y las niñas son activas, inquietas, curiosas. No se puede someter a un niño de esa edad a tales reglas, pues desconocen las características propias de su edad, el niño sometido a ese ambiente puede rechazar el colegio, incluso puede desarrollar una fobia a la misma, diversos problemas académicos o de adaptación. Así mismo sucede con cada una de las etapas de la vida, tampoco es adecuado someter a un adolescente a adoptar una forma de ser, de vestir, de hablar o de actuar que el colegio cree adecuada, cada ser humano vive, piensa y desea de acuerdo a su propio proceso de vida, además durante la adolescencia el individuo esta en una búsqueda constante de su identidad, por ello no se le debe exigir al adolescente un determinado modelo a seguir, es sano que el mismo lo busque y esto lo hace a través de la experiencia.

Algunos autores como James, Thorndike, herbart, entre otros mencionan el concepto de individualidad, dentro del cual se contempla el hecho de que todo sujeto actúa, piensa, y siente con respecto a sus experiencias, a su ambiente, a su pasado, etc. Esto permite ver claramente como la educación debe ser heterogénea y no homogénea; cada niño en particular tiene sus propias necesidades y expectativas, para algunos es más fácil el aprendizaje visual, para otros el auditivo; algunos tienen más capacidad de adaptarse a un medio desconocido, otros tienen más tolerancia a la frustración, algunos tienen más carencias afectivas que otros. Por ello es inadecuado pretender que cada niño en el aula de clases es igual, creer que conocemos de antemano su historia, sus necesidades, creer que el maestro es omnipotente y sabe todo, sabe exactamente que hacer con cada niño pues a trabajado con tantos… Existe la necesidad de cambiar este paradigma, es importante reconocer que cada niño y niña tiene su propio mundo interno, su subjetividad, apreciar las diferencias de cada uno, reconocerlas y fortalecer sus debilidades, cada una, cada particularidad.

El campo educativo debe propender y cultivar el “espíritu” investigativo, el amor al aprendizaje y al conocimiento; en esa medida me parece muy acertado Herbart cuando afirma que “el interés no es un medio del aprendizaje sino el fin”. Este concepto del interés garantiza que el educando continué el proceso de aprendizaje por fuera de las dimensiones físicas del colegio, por fuera y por encima de las notas, de la frase de felicitación de los profesores o el regalo de los padres por haber obtenido buenas notas; de esta forma se gesta un continuo aprendizaje motivado pro el saber mismo. Por ello el espacio de la escuela no debe ser impositivo, autoritario o castigador, porque el niño en ese ambiente lo único que aprende es a rechazar los procesos de enseñanza; por el contrario cuando la escuela se hace democrática, fomentando el conocimiento, fortaleciendo la libertad con responsabilidad, reconociendo que no todos los niños y las niñas quieren o tienen que aprender lo mismo, cada clase es igual, incluso es exacta a la que el mismo profesor recibió hace treinta años sentado rígidamente en un salón similar.

Un aspecto muy importante para cumplir la anterior condición es la utilización de juguetes educativos que plantea Frebeel; de esta forma el niño aprende jugando. Pero ¿Que hay tras ese aprender jugando? ¿Por qué se hace tan importante ese proceso? En primer lugar el juego es fundamental en la niñez, permite la socialización, el desarrollo de la creatividad, de la inteligencia, es catártico, etc., es decir que el niño juegue en la escuela es respetar su desarrollo proximal distal. En segundo lugar ese método alude a uno de los más básico teoremas del aprendizaje, el Condicionamiento Clásico de Pavlov, ya que el niño o niña asocian el juego con el colegio y con los procesos de aprendizaje, cargando de un valor positivo a estos dos últimos; así aprende a amar el estudio, el conocimiento y al mismo tiempo se esta siendo democrático y consecuente con el crecimiento y desarrollo normal del individuo.

Es conveniente, además que los niños y las niñas obtengan en la escuela un espacio democrático con lugar para el dialogo en medio de una educación liberadora, tal y como lo postula Paulo Freire, de esta forma se fomenta en los educandos la autoestima, la participación activa en su proceso de formación, se le da un lugar relevante en el aprendizaje, se le vincula de manera profunda en su formación, se fomenta la creatividad y diversos procesos de pensamiento. Al dar al educando esa posibilidad el educador mismo aprenderá de cada uno de los estudiantes, fomentando así un aprendizaje reciproco y continuo basado en el respeto, la igualad, el dialogo, un modelo democrático que de ningún modo es autoritario, opresivo o lesivo para el niño o la niña en crecimiento y formación.

El ser humano como se ve influenciado por todo su contexto, un proceso educativo favorable no se limita a unas condiciones apropiadas dentro de la planta física de la institución; es por ello que en el hogar del niño o la niña es también una forma de potencializar los efectos positivos o negativos de la escuela, la familia, los amigos de los niños son factores que se deben tener en cuenta para garantizar un aprendizaje eficaz y adecuado. Así lo plantea Decroly al referirse a la importancia que le da al ambiente tanto dentro como fuera de la escuela. Los padres deben referirse al colegio en términos positivos, motivantes, llevarlos al colegio que ellos escojan, implicarlos en la escogencia de la institución, no imponerla caprichosamente.

Si bien los anteriores planteamientos no son los únicos, si ofrecen una alternativa para derrumbar los paradigmas educativos inadecuados en los cuales han estado sumergidos los educandos en el aprendizaje y la enseñanza. Por ejemplo la enseñanza clásica de Herbart, no permite a los niños y niñas investigar, crear, innovar, sino que el educador recita un discurso que a el mismo ya le profesaron, una hora de palabras que generalmente se olvidan y si se recuerdan no se le encuentra un sentido para la vida. Por ello el educador es mas un guía, un orientador en el proceso de aprendizaje y debe promover espacios de lúdica y dinámica que permita que los niños aprendan jugando, haciendo, por medio de la acción.

Tampoco estoy de acuerdo con el determinismo de Preyer, este autor plantea que los niños y niñas nacen con “una pizarra ya escrita” y que la experiencia lo único que hace es animar y completar sus dotaciones hereditarias. En este sentido cada ser humano nace con su porvenir escrito en los genes, los niños con dificultades escolares están manifestando su dotación genética y ante tal determinismo no hay nada por hacer. Este es un panorama desesperanzador donde no hay lugar para el cambio. No se puede creer que las condiciones de vida de cada ser humano ejerzan importantes fuerzas en la construcción del psiquismo de cada uno y sin negar la existencia de alteraciones congénitas o hereditarias y la información genética heredada, debemos recordar que somos seres holisticos, que merecemos una mirada integral y que siempre abra espacio para mejorar.

Finalmente debemos reconocer que el camino para una educación humanizante esta en construcción y que para ello cada aporte por mínimo es trascendental en la formación de tal necesidad. Queda abierta la puerta para seguir soñando, seguir creyendo y seguir creando un mejor mundo en donde los niños y niñas tienen un lugar significativo y una participación activa no solo en la escuela sino en la familia y en la sociedad, pues todo proceso humano implica de por si aprendizaje y enseñanza.

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